miércoles, 29 de septiembre de 2010

G. K. Chesterton




"La Iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza. "




Sobre la Iglesia Católica dijo:

"No existe ninguna otra institución estable e inteligente que haya meditado sobre el sentido de la vida durante dos mil años. Su experiencia abarca casi todas las experiencias, y en particular casi todos los errores. El resultado es un plano en el que están claramente señalados los callejones sin salida y los caminos equivocados, esos caminos que el mejor testimonio posible ha demostrado que no valen la pena, el testimonio de aquellos que los han recorrido antes (...). Además, la Iglesia defiende dogmáticamente a la humanidad de sus peores enemigos, esos monstruos horribles, devoradores y viejos que son los antiguos errores".

Conversando con un amigo, converso como él al catolicismo, dijo:

"Los dos hemos hablado con un gran número de personas sobre cantidad de asuntos importantes, hemos contemplado parte del mundo y de sus filosofías, y no tenemos ni sombra de duda sobre cuál ha sido el acto más inteligente de nuestras vidas".

Para informaros sobre la vida de este gran hombre podéis
pinchar aquí.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Presentación audiovisual Sábana Santa


Pues lo dicho, aquí os traigo una interesantísima y muy completa presentación audiovisual e interactiva sobre la Sábana Santa, el lienzo mortuorio que envolvió el cuerpo de N.S. Jesucristo en el sepulcro, realizado por el Centro Español de Sindonología.

Pinchar aquí para verla


Espero que os resulte tan interesante como a mí. Para más información pueden navegar por esa misma página, ya que contiene mucha información de utilidad sobre este tema.

También os añado una entrevista de radio al Padre Manuel Carreira, ya conocido de ustedes, en la que habla brevemente del sudario de Oviedo y, más detalladamente, de la Sábana Santa, desde el punto de vista de la física y la arqueología.





PD: Cambio importante en el blog: Muchísimo más importante que las palabras que aquí puedan leer es, sin duda alguna, la Palabra que da vida, la Palabra de Dios, y es por ello que mi blog estrena un rinconcito para el Evangelio diario.

Lo tienen justo en la esquina superior izquierda, justo debajo del rostro de Jesús, y está comentado por escrito. Si lo desean pueden, en vez de leerlo, escucharlo pinchando en audio.

domingo, 26 de septiembre de 2010

De vuelta por el blog



Mis queridos amigos:

He estado indispuesto estos días, por tanto no me he encontrado bien como para actualizar y comentar, pero sí para leeros.

No tengo muchas novedades que contaros ,es lo que tiene haber estado enfermo, pero sí os puedo comentar que el examen de Metafísica (el famoso examen accidentado) gracias a Dios lo he aprobado, aunque es la nota más baja que he sacado en todo el curso (un 6) estoy muy contento... porque para como lo llevaba, el tiempo que le dediqué y ser el único que se presentó...

En otro orden de cosas, hoy son las elecciones legislativas en Venezuela.
En un primer momento Hugo Chávez, en un alarde democrático, ordenó expulsar a Gustavo Arístegui (diputado del PP), ¿el motivo?, Arístegui denunció el recorte de libertades que se viene produciendo en Venezuela desde que Chávez llegara al poder, ¿la solución?, para demostrar que esos recortes de libertades no existen, Hugo Chávez decide retirarle la credencial de observador electoral y expulsarlo del país... ¿muy lógico todo no?

Pues bien, parece ser que como la noticia ha volado por todas las redacciones del mundo y se ha comenzado a hablar más de la cuenta sobre las elecciones venezolanas, Chávez ha decidido devolverle la credencial de observador y no expulsarlo del país. Pero ¡ojo!, que nadie se lleve a engaño... este acto, en apariencia pío, no atiende a más motivos que el de la presión de la opinión pública internacional en un momento tan delicado como el de las elecciones... y a Chávez no le conviene tener al ojo de los medios muy fijo en Venezuela en este momento.

En fin, recemos todos y pidamos al Señor que ilumine y dé fuerzas a los venezolanos para que sean valientes y tomen las riendas de su futuro.

Mis queridos lectores venezolanos, a ustedes me dirijo muy especialmente:

Hugo Chávez no debe ganar, de lo contrario se implantará de forma total y sin maquillajes una dictadura comunista fundamentada en su persona. La historia nos ha enseñado con dolorosas lecciones... las maldades que un régimen como ese trae consigo.

Que el Señor bendiga vuestra hermosa tierra. ¡Estamos con vosotros!

lunes, 20 de septiembre de 2010

Los sermones de Fr. Antonio de Montesinos y los derechos humanos.


Santo Domingo, adviento de 1511

La característica fundamental de los sermones de fray Antonio de Montesinos cuya transcripción doy a continuación, es el haber sido el primer hito en la polémica sobre la justicia o injusticia de la conquista de América. Los mismos fueron pronunciados en un ambiente muy especial, la ciudad de Santo Domingo, capital de la isla entonces llamada La Española. "La despoblación de la española es, sin duda, una de las páginas más bochornosas de la conquista de América. Sería insensato tratar de negarlo u ocultarlo" (2), aunque sería injusto querer juzgar aquel proceso dramático con los criterios y categorías actuales.

Las represiones militares, el descenso de la natalidad, el sistema abusivo de explotación del indígena en el trabajo, sumados a la flaqueza y debilidad natural del mismo indígena fueron la causa del descenso demográfico vertiginoso que afectó a la población aborigen de Santo Domingo (3). Si bien la Corona en muchas ocasiones había dictado ya ordenanzas que miraban por el bien de los indios, las más de las veces estas ordenanzas eran tergiversadas o descaradamente desobedecidas. Será con la gran disputa y la agitación de las conciencias que ocasionaron los misioneros como se abrirá un verdadero proceso en búsqueda de una reconversión colonial, tendiente a humanizar y a regular según criterios de justicia las relaciones entre españoles y aborígenes en América. Los sermones que el dominico fray Antonio de Montesinos pronunció en aquel lejano adviento de 1511, y que el ardiente fray Bartolomé de las Casas nos reporta en su Historia de las Indias, son el preludio de ese proceso.



***


Llegado el domingo y la hora de predicar, subió al púlpito el susodicho padre fray Antón Montesino, y tomó por tema y fundamento de su sermón, que ya llevaba escrito y firmado por los demás: Ego vox clamantis in deserto. Hecha su introducción y dicho algo de lo que tocaba a la materia del tiempo del Adviento, comenzó a encarecer la esterilidad del desierto de las conciencias de los españoles de esta isla y la ceguera en que vivían; con cuánto peligro andaban de su condenación, no advirtiendo los pecados gravísimos en que con tanta insensibilidad estaban continuamente zambullidos y en ellos morían. Luego torna sobre su tema, diciendo así: "Para daroslos a conocer me he subido aquí, yo que soy voz de Cristo en el desierto de esta isla, y por tanto, conviene que con atención, no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual voz os será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás pensasteis oír".

Esta voz encareció por buen rato con palabras muy punitivas y terribles, que les hacía estremecer las carnes y que les parecía que ya estaban en el divino juicio. La voz, pues, en gran manera, en universal encarecida, les declaró cuál era o qué contenía en sí aquella voz: "Esta voz, dijo él, que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado [en] que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo". Finalmente de tal manera se explicó la voz que antes tanto había encarecido, que los dejó atónitos, a muchos como fuera de sentido, a otros más empedernidos y algunos algo compungidos, pero a ninguno, por lo que yo después entendí, convertido. Concluido su sermón, bájase del púlpito con la cabeza no muy baja, porque no era hombre que quisiese mostrar temor, así como no lo tenía, si se daba mucho por desagradar los oyentes, haciendo y diciendo lo que, según Dios, le parecía convenir; con su compañero se va a su casa pajiza, donde, por ventura, no tenían qué comer, sino caldo de berzas sin aceite, como algunas veces les acaecía. Salido él, queda la iglesia llena de murmullo, que, según yo creo, apenas dejaron acabar la misa.

Puédese bien juzgar que no se leyó lección de Menosprecio del mundo a las mesas de todos aquel día. En acabando de comer, que no debiera ser muy gustosa la comida, júntase toda la ciudad en casa del Almirante, segundo de esta dignidad y real oficio, D. Digo Colón, hijo del primero que descubrió estas indias, en especial los oficiales del rey..., y acuerdan de ir a reprender y asombrar al predicador y a los demás, si no lo castigaban como a hombre escandaloso, sembrador de doctrina nueva, nunca oída, condenando a todos, y que había hablado contra el rey y su señorío que tenía en estas Indias, afirmando que no podían tener los indios habiéndoselos dado el rey, y éstas eran cosas gravísimas e irremisibles. Llaman a la portería, abre el portero, le dicen que llame al vicario, y aquel fraile que había predicado tan grandes desvaríos; sale solo el vicario, venerable padre, fray Pedro de Córdoba; le dicen con más imperio que humildad que haga llamar al que había predicado. Responde, como hombre prudentísimo, que no había necesidad; que si su señoría y mercedes mandan algo, él era prelado de aquellos religiosos y él respondería... Finalmente... comenzaron a blandear humillándose, y ruéganle que lo mande llamar, porque, él presente, les quieren hablar y preguntarles cómo y en qué se fundaban para determinarse a predicar una cosa tan nueva y tan perjudicial, en deservicio del rey y daño de todos los vecinos de aquella ciudad y de toda esta isla. Viendo el santo varón que llevaban otro camino e iban templando el brío con que habían venido, mandó llamar al dicho padre fray Antón Montesino, el cual maldito el miedo con que vino; sentados todos, propone primero el Almirante por sí y por todos su querella, diciendo que cómo aquel padre había osado predicar cosas en tan gran deservicio del rey y daño de toda aquella tierra... El padre vicario respondió que lo que había predicado aquel padre había sido de parecer, voluntad y consentimiento suyo y de todos, después de muy bien mirado y conferido entre ellos... Poco aprovechó el habla y razones de ella, que el santo varón dio en justificación del sermón, para satisfacerlos y aplacarlos de la alteración que habían recibido al oír que o podían tener los indios tiranizados, como los tenían...

Convenían todos en que aquel padre se desdijese el domingo siguiente de lo que había predicado, y llegaron a tanta ceguera, que les dijeron, que si no lo hacían, que aparejasen sus pajuelas para embarcarse e irse a España... Finalmente..., concedieron los padres, por despedirse ya de ellos y dar fin a sus frívolas importunidades, que fuese así en buena hora, que el mismo padre fray Antón Montesino tornaría el domingo siguiente a predicar y tornaría a la materia y diría sobre lo que había predicado lo que mejor le pareciese y, en cuanto pudiese, trabajaría por satisfacerlos... esto así concertado, se fueron alegres con esta esperanza.

Publicaron ellos luego, o algunos de ellos, que dejaban concertado con el vicario y con los demás, que el domingo siguiente de todo lo dicho se había de desdecir aquel fraile; y para oír este segundo sermón no fue menester convidarlos, porque no quedó persona en toda la ciudad que no se hallase en la iglesia... Llegada la hora del sermón, subido en el púlpito, el tema que para fundamento de su retractación y desdecimiento se halló, fue una sentencia del santo Job, en el cap. 36, que comienza: Repetam scientiam meam a principio et sermones meos sine mendatio esse probabo: "Tornaré a referir desde su principio mi ciencia y verdad, que el domingo pasado os prediqué y aquellas mis palabras, que así os amargaron, mostraré ser verdaderas". Oído este su tema, ya vieron luego los más avisados a dónde iba a parar, y fue harto sufrimiento dejarlo pasar de allí. Comenzó a fundar su sermón y a referir todo lo que en el sermón pasado había predicado y a corroborar con más razones y autoridades lo que afirmó de tener injusta y tiránicamente opresas y fatigadas a aquellas gentes, tornando a repetir su ciencia, que tuviesen por cierto no poder salvarse en aquel estado; por eso, que con tiempo se remediasen, haciéndoles saber que a hombres de ellos no los confesarían, más que a los que andaban asaltando, y que publicasen esto y escribiesen a quien quisiesen en Castilla; en todo lo cual tenían por cierto que servían a Dios y no chico servicio hacían al rey. Acabado su sermón, se fue a su casa, y todo el pueblo en la iglesia quedó alborotado, gruñendo y mucho más indignado con los frailes que antes... Peligrosa cosa es y digna de llorar mucho [la condición] de los hombres que están en pecados, mayormente los que con robos y daños de sus prójimos han subido a mayor estado del que nunca tuvieron, porque más duro les parece, y aun lo es, decaer de él, que echarse de grandes barrancos abajo... de aquí es tener por muy áspero y abominable oírse reprender en los púlpitos, porque mientras no lo oyen, les parece que Dios está descuidado y que la ley divina es revocada, porque los predicadores callan. De esta insensibilidad, peligro y obstinación y malicia, más que en otra parte del mundo, ni género de gente consumada tenemos ejemplos sin número y experiencia ocular en estas nuestras Indias padecer la gente de nuestra España.


Notas:


1. No se conservan los textos autógrafos de los sermones. Los conocemos mediante un resumen que consigna fray Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias. Cf. primera edición crítica, Transcripción del texto autógrafo por M. A. Medina, fuentes bibliográficas J.A. Barreda, estudio preliminar y análisis crítico I. Pérez Fernández, Obras Completas T. 3-5 (Madrid 1994) 5, 1761-1762. Hemos respetado el estilo de Fr. Bartolomé y sólo hemos corregido la grafía, adaptándola a los usos modernos, y la redacción, cuando esta resultaba demasiado abstrusa para el lector no especializado.

2. Luciano Pereña, La idea de justicia en la conquista de América, Madrid 1992, 16.

3. Cf. Id., 16-21

Foto: Monumento a Fr. Antonio de Montesinos en República Dominicana.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Beato John Henry Newman


Cor ad cor loquitur

El corazón habla al corazón


“He aquí que ha llegado el tiempo de hablar…Es necesario no ocultar vuestros talentos bajo un velo, ni vuestra luz bajo el celemín. Yo quisiera contar con laicos preparados, no arrogantes, ni impacientes ni querellantes, sino hombres que profesan sinceramente su religión, que se identifican con ella, que saben justificar su punto de vista, que conocen bien las verdades de su fe de las que pueden dar cuenta, que estén bien informados de la historia, que puedan defender estas verdades. Yo quisiera laicos inteligentes, bien formados… Yo espero que vosotros sabréis ampliar vuestros conocimientos, desarrollar vuestra razón y que aprenderéis a discernir la relación de una verdad con otra, a ver las cosas tal como ellas son, y a percibir los fundamentos y los principios del catolicismo”.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Beata Madre María de la Purísima


En agradecimiento a la Madre María por su milagrosa intercesión por la salud de mi sobrina y con motivo de su beatificación (hoy mismo en Sevilla) os traigo una breve reseña de su vida para dar a conocer a esta mujer sencilla y grande ante Dios.

Madre María de la Purísima, hoy la Iglesia entera se alegra porque tu nombre se cuenta ya entre la multitud de los beatos.

En mi nombre y en el de mi familia damos gracias a Dios y le damos las gracias a la Madre María por su intercesión. He aquí un pequeño y modesto homenaje.

Biografía

Madre María de la Purísima de la Cruz, (en el siglo: María Isabel Salvat Romero) nació en Madrid el 20 de Febrero de 1926 en la calle Claudio Coello nº 25, en el seno de una distinguida familia de alto nivel social. Fue bautizada en la Parroquia de la Concepción, en la calle Goya de Madrid. El día 8 de diciembre de 1944, cuando contaba 18 años, ingresó en la Compañía de la Cruz. Tomó los hábitos en 1945, profesó temporalmente en 1947 e hizo los votos perpetuos en 1952. Culta y distinguida hablaba tres idiomas, francés, inglés e italiano y debido a su piedad, no extrañó a la familia su decisión de ser hermana de la Cruz.

Fiel seguidora de Santa Ángela y observadora intachable de las reglas del Instituto, mantuvo intacto el carisma fundacional. Fue elegida Madre general de la Compañía de la Cruz el 11 de Febrero de 1977, pero antes fue superiora de las casas de Estepa , Villanueva del Río y Minas, maestra de novicias y consejera generalicia.

Austera y pobre para sí misma -«De lo poco, poco», solía decir- hacía vivir a las hermanas el espíritu del Instituto en la fidelidad a las casas pequeñas y se entregó a todos los que la necesitaban, especialmente a las niñas de los internados. También los pobres y enfermos ocupaban un lugar privilegiado en su corazón. Así atendía con verdadero cariño a las ancianas enfermas de las «cuevas» de Villanueva del Río y Minas, cuando estuvo allí de superiora. Diariamente por la mañana iba hasta las «cuevas» para atenderlas: las lavaba, les hacía la comida, les lavaba la ropa. Y siempre se reservaba los trabajos más duros y penosos.

Gobernó la Compañía con incansable celo y gigante espíritu de Hermana de la Cruz. Su ideal fué hacer vida el carisma de la Santa Madre Fundadora y con su vida sencilla, humilde y llena de fe, supo dar ejemplo. Fue fiel seguidora de su obra, y ha dejado en el corazón de todas sus hijas deseos ardientes de imitar su amor a Dios y a su Santo Instituto. Falleció el día 31 de octubre de 1998.

Para más información:


Web Oficial de la Beatificación

viernes, 17 de septiembre de 2010

Solo ante el peligro



¿Alguna vez habéis ido a un examen "a la aventura"?

Hoy tenía examen de Metafísica (era la única que me había dejado para septiembre, por falta de tiempo) y, siendo honestos, no me la había preparado demasiado bien. Es por eso que fui "a la aventura", es decir, preparándome lo básico y de manera más bien resumida... de modo que lo que pretendía era ver el examen y, si tenía alguna posibilidad quedarme... y si no la tenía pues levantarme e irme.

Este sistema funciona si al mismo acuden más compañeros, porque de ese modo te da menos fatiga levantarte y entregar la hoja del examen en blanco. Pero he aquí que la gran pseudo-secretaria (porque no es la secretaria oficial aunque haga las veces de la misma) ,en vista de que el resto de alumnos se borró de la lista del examen ,decidió decirle al profesor que hoy no tenía que venir a examinar a nadie.

Ustedes se preguntarán lo mismo que yo, ¿acaso supuso que yo tampoco lo haría? ¿se olvidó?

El caso es que tendríais que ver mi cara hablando con el profesor por teléfono y diciéndole que, para como llevaba el examen, que mejor ni viniera, que me daba fatiga hacerle venir desde su casa... pero el insistió afirmando que yo estaba en mi derecho de hacerlo.

Y así fue, media hora más tarde (18:30), llegó el profesor, le entregué mi trabajo sobre Ortega y Gasset y me dispuse, con más vergüenza que compostura, a realizar el examen.

En fin, si apruebo será un milagro, o un misterio equiparable a la esencia de los entes, aquella que hace que una cosa sea lo que es (guiño metafísico).

jueves, 16 de septiembre de 2010

martes, 14 de septiembre de 2010

Entrevista a Manuel Carreira, SI


Manuel Carreira es sacerdote jesuita, licenciado en Lenguas Clásicas por la Universidad de Salamanca, licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad de Comillas, licenciado en Teología por la Facultad de Teología de la Universidad de Loyola (Chicago), máster en Física por la Universidad John Carrol (Cleveland), doctor en Física por la Universidad de Washington por su trabajo sobre los rayos cósmicos (dirigido por el Dr. Clyde Cowan, uno de los descubridores del Neutrino, junto con Fred Reines, ganador del Premio Nobel).

Trabajó para la NASA desarrollando un detector de rayos gamma que fuese usado en un satélite artificial y un sistema de control de fibras ópticas para aviones y sondas espaciales.

Desde 1971, enseña Física y Astronomía en Washington y Cleveland, y Filosofía de la Naturaleza en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, dividiendo el año escolar entre ambos países. Desde el 74 formó parte de la junta directiva del Observatorio Vaticano.

Su interés por la Astronomía lo ha llevado a desarrollar dos nuevos instrumentos adecuados para usar como ayuda docente o para el disfrute de la observación astronómica: un firme y cómodo soporte para prismáticos, por el que se le concedió una patente en Estados Unidos, y fue seleccionado como uno de los diez productos más importantes del año 2001 en la famosa revista ‘Sky and Telescope y un sistema óptico plegado que permite que un instrumento portátil libere una gran energía .

En la actualidad, ya jubilado, se dedica a dar conferencias por todo el mundo.

Aquí os pongo la entrevista radiofónica. Espero que la disfruten.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Epílogo: ¿Contingencia o Racionalidad?



“Dios dispone todo con medida,
número y peso…”

Sabiduría 11, 20



Por tanto, ¿qué hace ser y operar al Universo?: ¿la contingencia o la inteligencia? ¿La contingencia o la racionalidad? Bástenos contemplar al ser humano, culmen de la Creación , y nos daremos cuenta de que él no es solamente (como dijera Carl Sagan): “Polvo de estrellas contemplando a las estrellas”; él es mucho más. El ser humano es, a pesar de su contingencia: “Polvo de estrellas racionalizando a las estrellas”.

Esas estrellas, ese Universo, que ha sido dispuesto por la Razón Creadora , por el Logos Eterno, no como dados lanzados azarosamente al aire esperando obtener de ellos un armonioso conjunto; sino un Universo meticulosamente estructurado, que es, en medio de su diversidad y heterogeneidad, “un Todo” monolítico e indivisible, dispuesto con medida, número y peso (cf. Sab 11, 20).

Medidas, números y pesos sin los cuales nuestras imprescindibles ciencias empíricas o aplicadas no pudieran ni remotamente operar. Y ello constituye una realidad que nadie, medianamente sensato, osaría siquiera cuestionar, ni desde la praxis, ni, menos aún, desde la razón.


domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Expulsión del Creador?


Parafraseando a Stephen Hawking, podríamos decir que “expulsar al Creador” ha sido una de las prioridades esenciales de los defensores de las teorías de la “auto-creación” del Universo. Ahora bien, si se quiere ser racionalmente riguroso (por lo que los prejuicios filosóficos e ideológicos deberán ser dejados a un lado), nos toparemos con el hecho de que, aun aceptando la hipótesis de que el Universo se autocreara a sí mismo, no se puede obviar racionalmente la referencia de un Creador. ¿Por qué?

Por la sencilla razón de que el Universo tiene un origen, sea cual sea este, y una estructura que es resultante de unas leyes físicas que le hacen ser como es. Pues bien, si el Universo se crea a sí mismo lo hará porque determinadas leyes físicas le hacen originarse. Ahora bien, ¿cuál es el origen de estas leyes? Ellas no pudieron, ni originarse con el Universo, puesto que han de ser de alguna manera anteriores a él para poder originarle, ni pudieron originarse a sí mismas, pues nada puede ser causa-efecto de sí mismo. De este modo, aún aceptando la consideración del Universo como “no objeto”, aun aceptando la hipótesis de que el Universo fuera autocontenido y se autocreara, desde la razón no podemos vetar la aceptación de la existencia de un Logos, de una Racionalidad Creadora, de un Creador.

La ciencia que estudia la “creatividad natural” se encuentra, de este modo, ante la paradoja de que la explicación de los fenómenos creativos no se alcanza por ninguno de los resultados de la creatividad natural: el efecto convertido en causa de sí mismo implica el absurdo de tener que operar antes de existir para poder causarse a sí mismo. Dicho en otras palabras: el ser y el operar de la naturaleza no pueden surgir de operación natural alguna por más creativa que esta sea.

Además, la propia “creatividad natural” implica en sí una racionalidad, pues en el desarrollo de la naturaleza no solo son importantes el “dinamismo” y la “modelización” (el surgimiento de nuevos modelos o estructuras espacio-temporales), sino también la “información”. La naturaleza funciona como un conjunto de “instrucciones” que se almacenan, codifican y descodifican haciendo posible los disímiles sistemas naturales; una especie de “racionalidad materializada” con funciones muy específicas y ordenadas; en sintonía muy ajustada con otros procesos y sus instrucciones propias.

La “información” actuante en la naturaleza permite, de este modo, percibir una serie de potencialidades que se despliegan como siguiendo un meticuloso plan y esto hace de nuestro Universo un mundo de diversos niveles de complejidad emergente, abierto a nuevas estructuraciones en función de las latentes potencialidades existentes y la interacción con el propio medio, con el propio entorno.

De este modo, los fenómenos evolutivos naturales que han sido estudiados y asimilados en la cosmovisión contemporánea, están muy lejos de presentarse como ciegos u ontológicamente azarosos; antes bien, la nueva cosmovisión ha obligado a una reinterpretación de los fenómenos evolutivos a partir de la noción de auto organización: en el Universo hay una combinación de fenómenos azarosos y fenómenos necesarios, de variaciones y selecciones, que permiten registrar una real direccionalidad en los fenómenos evolutivos.

De este modo, la Cosmología cuántica no conculca sino que remarca la condición de “objeto” del Universo, pues este continúa siendo un ente independiente, cerrado, original y único, aunque teóricamente se hayan podido desarrollar “universos paralelos” que en su conjunto seguirían siendo y significando en sí: “el Universo”.


Por otro lado, la referencia a una causalidad infinita como explicación, se toparía con el hecho de que cada causa sucesiva de la que se quisiera derivar nuestro Universo tendría las mismas características que el Universo mismo, por lo que el fundamento o la causa del Universo en su conjunto debe serle ajena, independiente y no derivada de él; y con ello se mantienen las eternas interrogantes del ser humano: ¿cómo ha tenido origen el Universo?, ¿tendrá un fin?, ¿cuál es el lugar del hombre en el cosmos?

Al respecto, resulta interesante un episodio ocurrido entre Stephen Hawking y al Papa Juan Pablo II; episodio que hiciera público en el año 2004 monseñor Józef Zycinski, arzobispo de Lublin, Polonia.
Albert Einstein en el paraninfo de la Academia de Ciencias de La Habana, 1930.
Albert Einstein en el paraninfo de la
Academia de Ciencias de La Habana, 1930.


Refiere Zycinski que poco tiempo después de que Hawking expusiera en el Vaticano (Hawking es miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias), ante la presencia del Papa Juan Pablo II su modelo sobre un Universo auto-creado (autocontenido), comentó en varias ocasiones que esperaba –como en el caso Galileo– una condena por parte de la Iglesia ; pero que el Papa Juan Pablo II lo había decepcionado, pues, sin sentirse agraviado, había escuchado su versión de la “Creación del Universo”, en la que no se hacía la más mínima mención de Dios.

Continúa narrando monseñor Zycinski que, en un encuentro con el Papa en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, tuvo ocasión de comentarle que Hawking estaba decepcionado por no haber recibido condena alguna de su parte, a lo que el Papa Juan Pablo II respondió:

“¿Por qué tendría que haberme puesto a discutir con él? Un físico no debe hablar de un Dios creador: eso es tarea de los teólogos. Pero un físico no puede impedir que un teólogo haga preguntas del tipo: ¿por qué existen leyes que gobiernan el Universo o por qué se puede usar un lenguaje matemático? No creo, concluía el Papa Juan Pablo II, que Hawking se oponga a tales preguntas. Es por eso que no veo motivo alguno para un conflicto”.


PS: Estoy muy contento porque este es el post número 100 de mi blog. Muchísimas gracias a todos mis lectores. Que el Señor os bendiga.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Universo "no objeto"

En la cosmología contemporánea también se postulan modelos que hacen del Universo un elemento “no objeto”, es decir, sin fundamento externo o causa necesaria de su existencia, como una especie de entidad autocontenida sin causa exterior. Uno de los principales abanderados en la actualidad de esta consideración es Stephen Hawking.

Según esta perspectiva, el Universo no tendría su inicio en una singularidad original, ni un detonante de inicio ontológico externo al Universo en sí. Para Hawking la no necesidad de un “elemento causal”, independiente del Universo, sería patente en un Universo que se explicara a sí mismo. La condición de posibilidad de establecer un Universo autocontenido, autosuficiente y autoexplicable, radicaría –según Hawking– en la suposición de que puede explicarse la creación o aparición del Universo a partir de una supuesta “nada”, tomando como tal el vacío cuántico.


Doctor Stephen Hawking, titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, Reino Unido
Doctor Stephen Hawking, titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, Reino Unido

Ahora bien, el modelo de Universo “sin fronteras” de Hawking, requiere para su formulación de un concepto matemático llamado “tiempo imaginario”, tiempo que no es aquel en el que está confinado nuestro “universo experimentable”, en el que siempre habrá una singularidad, un comienzo del tiempo.

Al respecto Hawking precisa en su obra Historia del tiempo : “Cuando volvemos al tiempo real en el que vivimos, sin embargo, aún parecerá haber singularidades... En el tiempo real el Universo tiene un comienzo y un fin en singularidades que forman una frontera del espacio-tiempo y en las cuales las leyes científicas dejan de funcionar…”. Solo si nos movemos en un tiempo imaginario encontraremos que no hay singularidades. Y aquí Hawking expresa el quid del asunto.

Quienes afirman el nacimiento espontáneo del Universo utilizan ideas que recuerdan el espacio y el tiempo absolutos de Newton, quien propuso que estos existían separados de la materia. En los últimos años se ha postulado, sin embargo, que la materia primitiva pudo surgir a partir de estructuras espacio-temporales, y que estas estructuras pudieron aparecer a partir de fluctuaciones del vacío cuántico.

En la ciencia existen “paradigmas” (algunos especialistas como Mariano Artigas lo han denominado “modas ”), que suelen estar respaldadas por el prestigio de algunos científicos o por el éxito de una teoría. Una de las “modas” más conocidas fue la idea del espacio y el tiempo absolutos de la Física de Newton. Duró más de dos siglos (es en la que se sustentan las corrientes materialistas que florecieron en el siglo xix , por ejemplo la Filosofía marxista), y su realidad fue aceptada, con algunas excepciones, hasta que en el siglo xx la Relatividad de Einstein mostró que se trataba de ideas no correctas. Ahora se ha puesto de moda hablar de las implicaciones que la Cosmología cuántica pudiese tener con respecto a la creación del Universo. Es un paradigma que tiene puntos en común con el espacio-tiempo absolutos de Newton, en el que se atribuye una cierta realidad a las estructuras espacio-temporales.

Esto parecería estar avalado por la Relatividad General de Einstein, que presupone una cierta “geometrización” de la Física , aún cuando las realidades físicas no se pueden reducir rígidamente a conceptos geométricos, pues, si bien es cierto que Einstein sustituyó teóricamente las fuerzas por la curvatura del espacio-tiempo, se trata de una estratagema eficaz y legítima, que nada tiene que ver con la reducción de la Física a la Geometría ni con la existencia de un espacio-tiempo sin materia.

Por otra parte, el “vacío” que estudia la Física no tiene relación alguna con la “nada”. La “nada” es un término metafísico, no físico. En Física no podemos hablar de “la nada”, pues saldríamos de su campo de estudio (si no hay nada, no hay Física). Lo que la Física llama “vacío” es el estado en que se encuentra una zona del espacio después de extraer de ella la materia en estado sólido, líquido o gaseoso, y las radiaciones.

No obstante, si bien el progreso técnico permite obtener vacíos cada vez más perfectos, lo que se logra no es la “nada” en sentido absoluto. ¿Cómo podría lograrse? La nada no existe como categoría física. Es un concepto que, además de no tener lugar en la Física , no puede relacionarse con experimento alguno, aun cuando existan distintos tipos de “vacío”, según las teorías y métodos empleados; por ejemplo, el vacío clásico o el vacío cuántico . ¿Cómo conseguiría un físico producir la nada, o producir algo a partir de la nada? Para conseguirlo –acota Mariano Artigas–, no hacen falta físicos, sino magos.

Por otra parte, el vacío cuántico es de todo menos vacío, en él la energía nunca puede quedar estabilizada en un valor cero, está fluctuando sobre ese valor, continuamente se están creando y aniquilando todo tipo de partículas, llamadas por ello “virtuales”, en las que el producto de su energía por el tiempo de su existencia efímera es menor que el cuanto de acción.

Dicho en otras palabras: la auto-creación del Universo se basa en dos extrapolaciones difícilmente justificables, desde un punto de vista de las ciencias empíricas. En primer lugar, las teorías físicas solo pueden ser consideradas “científicas” si sus hipótesis pueden ser sometidas al control de un experimento que corrobore de algún modo sus predicciones. Pues bien, la nada absoluta, la nada metafísica, no es, por definición, algo que pueda relacionarse con ningún tipo de experimento (ni real, ni posible), por lo tanto, se trata de una idea que cae totalmente fuera del campo de estudio de las ciencias empíricas.

Por otro lado, no se debe identificar el “vacío cuántico” de la Física con la “nada absoluta” de la Ontología. De la Relatividad General se pudiera extraer la idea de que el espacio y el tiempo pueden ser considerados estructuras independientes de la materia. Sin embargo, la Teoría General de la Relatividad lo que afirma es que las zonas donde hay materia son, desde el punto de vista matemático, regiones en las que el espacio-tiempo tienen una mayor curvatura, que serían los cuerpos materiales.

De este modo, cuando un científico postula que el Universo pudo haberse creado a sí mismo desde la “nada”, o a partir del “vacío cuántico”, no debe (ni puede) referirse en modo alguno al concepto de “nada” utilizado por la Metafísica o por la Teología , sino que esa supuesta “nada física”, de la que surgiría el Universo, habría de ser, de alguna manera, no un vacío absoluto, sino “algo”.

En segundo lugar, las teorías que exponen la auto-creación del Universo se basan en la combinación de múltiples elementos procedentes de diversas teorías científicas; elementos que constituyen precisamente sus puntos más polémicos. Por ejemplo, de la mecánica cuántica se toma la controvertida idea de que existen “fenómenos sin causa” y la afirmación de que puede crearse (y aniquilarse) materia. Estas afirmaciones requieren matizaciones y su sentido debe limitarse al ámbito de la Física. Extrapolarlas más allá de la Física es un error y una suplantación de planos y metodologías (lo mismo que ocurre con el concordismo fundamentalista), y esto es precisamente lo que sucede cuando se intentan utilizar estas tesis para afirmar la auto-creación del Universo.

En resumen, las teorías que han postulado la auto-creación del Universo se basan (al menos en la actualidad), en afirmaciones y postulados matemáticos altamente hipotéticos (difíciles de corroborar experimentalmente), en combinación con elementos teóricos discutibles; así como con la transmutación semántica de algunos términos utilizados por diversas ramas de las ciencias empíricas (e incluso de la Filosofía y de la Teología ), que pasan a ser empleados con otros significados, de manera que se les pretende dotar de un determinado sentido físico cuando, o bien su significado original es filosófico, o bien son tomados de otras teorías científicas en las que tenían un significado y una función original diferente.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Principio Antrópico


¿Por qué tiene el Universo determinadas propiedades? ¿Por qué el Universo es tal que permite que existan seres racionales?

Estas preguntas, al no tener una respuesta o una comprobación de tipo experimental, salen del campo de la Física , y de cualquier ciencia que estudie la materia, pues, en rigor, ellas van orientadas a ahondar en la operatividad de una materia, ya existente, con las propiedades que experimentalmente se perciben operantes en ella.

¿Es lícito afirmar que la existencia de seres racionales es la finalidad del Universo? No existe ningún instrumento que permita medir experimentalmente la categoría “finalidad”, ni esta puede englobarse en una ecuación matemática. ¿Cómo se puede entonces inferir la existencia de una finalidad?

El doctor Manuel Carreira, sj, pone al respecto el siguiente ejemplo: yo puedo tener un vaso en la mano. ¿Cómo puedo inferir para qué está hecho? No basta con que se le dé el vaso a un físico. Un físico no puede demostrar que un vaso esté fabricado para contener un líquido, en lugar de estar hecho para servir de maceta o para poner bolígrafos sobre una mesa. ¿Cómo podemos entonces conocer la finalidad de un vaso? La única forma lógica de hacerlo es estudiar las consecuencias de que ese vaso exista y determinar qué ocurriría si no fuese así. Pues bien, esto mismo es lo que han hecho los físicos al formular el Principio Antrópico (y han sido físicos, no filósofos, los que se han preguntado acerca de las características del Universo con relación al hombre y lo han formulado).

Por esto podemos preguntarnos: ¿qué ocurriría si el Universo tuviese una masa mayor de la que tiene? Se considera que la masa del Universo en términos físicos es de aproximadamente 10 56 gr. ¿Qué ocurriría si en lugar de esta fuese 10 57 , o qué ocurriría si fuese 10 55 ? Cuando se calculan las consecuencias de este cambio, se llega a una conclusión inapelable: simplemente no estuviéramos aquí.

Cuando se estudian partículas elementales se observa que el protón, que es la unidad de carga positiva, tiene la misma carga que el electrón; pero el protón es mil 836 veces más pesado que el electrón. ¿Por qué? ¿Qué ocurriría si en lugar de mil 836 fuese 2 mil o mil 500?: no estuviéramos aquí.

En Física se habla de cuatro fuerzas, y sólo cuatro. Toda la Física tiene que explicarse como la actividad de cuatro fuerzas: la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil. Si se compara la fuerza electromagnética con la fuerza gravitatoria resulta que la fuerza electromagnética entre dos electrones que se repelen, pero que se atraen por fuerza gravitatoria, es aproximadamente 10 40 veces más intensa la repulsión que la atracción. La fuerza electromagnética es increíblemente más potente que la fuerza gravitatoria. ¿Podríamos cambiarlo y que fuera 10 41 ó 10 39 ?: No estuviéramos aquí.

Y una vez que hemos visto las propiedades de la materia en lo más grande: la masa del Universo, la fuerza gravitatoria (que es la que estructura las galaxias); y hemos visto la fuerza electromagnética (que es la que produce átomos, moléculas, estructuras vivientes), y comparamos esas fuerzas con la fuerza nuclear, que es la que permite que existan elementos como el carbono, el oxígeno, el hierro, el calcio, todos los cuales son necesarios para la vida, podemos preguntarnos por el planeta Tierra y su estrella Sol.

Nuestro Sol es una estrella un poco mayor que la mayor parte de las estrellas. Pero, ¿qué ocurriría si tuviese un 10 por ciento más de masa? No estuviéramos aquí. ¿Y si tuviera un 10 por ciento menos de masa? Tampoco estuviéramos aquí. ¿Y si el planeta Tierra estuviese a una distancia del Sol un 10 por ciento más cerca o más lejos? Tampoco estuviéramos aquí. ¿Y si la Tierra tuviese un 10 por ciento más de masa? Tampoco estuviéramos aquí. ¿Y si no hubiese Luna?: no estuviéramos aquí, etcétera, etcétera, etcétera.

De modo que la variedad de constantes que hay en el Universo nos inducen a decir: realmente estamos hoy aquí porque el Universo opera meticulosamente, con unos ajustes y con una exactitud extraordinaria.

¿Y por qué el Universo opera así? ¿Por casualidad? ¿Por azar? Decir que es por casualidad, decir que es por puro y mero azar, es lo mismo que decir que es “porque sí” (y “porque sí” es la más irracional y anticientífica de las respuestas).

La “casualidad” en el campo de las ciencias empíricas o aplicadas solamente tiene una manera de calcularse: se calculan las probabilidades de que algo pueda ocurrir de una u otra manera, y entonces se afirma que algo ocurre de una u otra forma, con mayor o menor frecuencia, con mayor o menor probabilidad. Ahora bien, esto no es aplicable al Universo. ¿Por qué?

En primer lugar, porque no existen dos, tres, cuatro o diez universos para realizar comparaciones entre ellos y ver si sus propiedades y constantes aparecen o desaparecen espontáneamente: nuestro Universo es único.

En segundo lugar, el azar no es una categoría física, él no explica, predice o corrobora nada, por lo que no podemos recurrir a él desde las ciencias empíricas para explicar físicamente la existencia del Universo. Además, cuando solo hay un objeto, cuando solo hay una variable matemática, como es el Universo, no es posible realizar un cálculo de probabilidades.

Entonces, ¿qué queda? Pudiéramos decir que el Universo es como es por una decisión finalística en la que el Creador, que es responsable de que el Universo exista, crea con un fin, y el fin lo podemos inferir precisamente de toda esa serie de ajustes que permiten que los seres humanos existamos y que estemos hoy aquí.

De ahí que la racionalidad manifestada y operante en el Universo permita que un ser racional, que procede de él, pueda conocerlo (es por esto que la ciencia “funciona”). Si el hombre está constituido por un proceso evolutivo, no es un ente extraño a aquello de donde procede. Debe darse reciprocidad. Y esto es precisamente lo que afirma el Principio Antrópico: el Universo tiene que estar hecho de tal manera que se corresponda con la dotación racional y cognoscitiva del hombre, pues este procede de él.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Universo "objeto"

No siempre las corrientes cosmológicas contemporáneas convierten al Universo en un objeto causado; es decir, no remiten necesariamente al Logos de la Teología natural. Para Francisco Soler Gil, por ejemplo, existen cuatro modos en los que se ha intentado relacionar la cosmología con la Teología natural, aunque con desiguales y no siempre felices resultados. El primer modo ha sido postular una especie de concordismo; el segundo, considerar el inicio temporal del Universo como Creación; el tercero, la consideración de las peculiares condiciones iniciales del Universo y, el cuarto, el llamado Principio Antrópico.

Estos cuatro modos muestran la consideración del Universo como inteligible y bajo la categoría “objeto”; no autosuficiente, sino dependiente en su existencia de un elemento ajeno a él a modo de causa eficiente o necesaria. El punto central de esta argumentación lo va a constituir la consideración de que todo objeto tiene una causa y que el Universo en su conjunto es un objeto. Si hubiera dentro del Universo mismo otro objeto que pudiera ser causa del “objeto Universo”, no habría razón alguna para negar, a su vez, otra causa de esa causa, y así sucesivamente hasta el infinito.

Pero veamos por separado cada una de estas consideraciones:

1. La primera sería la postulación de una especie de “concordismo”, según el cual la cosmología describiría una cosmogénesis semejante a la relatada en el Génesis bíblico; por lo que la colaboración entre cosmología y Teología sería unísona. Según esta postura no se aceptarían cosmologías que no tomaran el inicio temporal del Universo como absoluto, además de que implicaría considerar el aforismo bíblico de la creación como una narración unívoca y literal.

Ahora bien, en esta perspectiva subyace un grave error: la suplantación de planos y metodologías de estudio; olvidando que “génesis del Universo” y “creación divina” son planos distintos que no debemos suplantar, ni excluir; aun en el caso en que se presente un tipo de cosmogénesis que es incompatible con la admisión de la Creación , o una forma de creacionismo (enarbolada por grupos fundamentalistas), que es incompatible con las teorías que en la actualidad explican la génesis del Universo.

2. Una segunda perspectiva sería considerar el “inicio temporal” del Universo como “creación”. Esta perspectiva entraña un grave problema: confundir “Creación” con “origen temporal” y así olvidar que el término “creación” tiene dos acepciones:

Manuel Carreira Verez, sj.
Manuel Carreira Verez, sj., licenciado en Filosofía y Teología, doctor en Astrofísica, colaborador en investigaciones para la NASA y asesor del Observatorio Vaticano
. Primera acepción: Creación, no “desde” sino “de la nada” ( creatio ex nihilo ); es decir, lo que da inicio absoluto, inicio ontológico, a algo existente. El “desde” refiere un precedente espacio-temporal, un “antes”, que pasa por alto el hecho de que el tiempo no es un elemento absoluto en sí mismo, sino que, junto al espacio, la materia y la energía, llega a ser.
. Segunda acepción: Creación como manifestación de lo que está dado y opera en algo existente; de modo que podemos denominar “creación” a todo cuanto existe

La primera acepción se adentra en el campo de la Metafísica , de la Filosofía. La segunda, en el de las ciencias empíricas, y siempre se deberá precisar en qué sentido se usa el término “creación” y qué alcance y significado se le da.

3. Una tercera perspectiva sería aquella en la cual la cosmología muestra unas peculiares condiciones iniciales que permitieron la aparición de las estructuras posteriores del Universo, perfectamente ajustadas, como siguiendo un meticuloso plan. Sin embargo, en esta postura se pasa por alto el hecho de que no todas las condiciones iniciales del Universo implican el Universo actual.


4. La cuarta perspectiva es el llamado Principio Antrópico, según el cual el Universo está diseñado para hacer surgir observadores racionales en su interior, ya sea porque el despliegue del Universo siguió una trayectoria muy clara que hizo posible primero la vida y luego los observadores inteligentes (principio antrópico débil), o porque desde el inicio estaba marcado inexorablemente el surgimiento de observadores racionales en el Universo (principio antrópico fuerte).

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cosmogénesis


Según las teorías cosmológicas vigentes en la actualidad, la génesis “estudiable” del Universo (y acotamos “estudiable”, pues la Física solo puede remitirse en el tiempo hasta llegar al llamado “tiempo de Planck”, 10 -43 segundos), la debemos sondear en la aparición de la materia inerte a partir de lo que se ha venido en denominar una “singularidad” o “único punto matemático”, un “punto de inoperancia” de los elementos, para, desde el “no-tiempo”, llegar al “tiempo de Planck”, y, de él, a este multifacético Universo en continuo desarrollo y evolución.

La Radiación de Fondo de Microondas que surca el espacio (3°K, unos -270°C),va a constituir una realidad solo explicable desde los postulados del Big Bang, constituyendo una especie de eco del “instante” en que aparece en la escena cósmica el espacio y el tiempo, la materia y la energía.

El Big Bang es postulado por los astrofísicos como la aparición, en medio de un “vacío absoluto”, de un “punto” único de máxima potencia. En el mismo instante de su aparición, este “punto”, en el que se encontraba contenida toda la materia, el espacio, la energía y el tiempo, estalló esparciendo su contenido en todas direcciones (no es que los elementos se esparzan y alejen unos de otros “a través” del espacio, sino que es el propio espacio-tiempo el que se expande, y, con este, los elementos en él contenidos). El tiempo, por tanto, tuvo un principio. Pero, ¿por qué podemos afirmar que el tiempo ha tenido un principio?

Según la Teoría General de la Relatividad , en el “instante” que llamamos Big Bang, el Universo se encontraría en un estado de “volumen cero”. Su densidad alcanzaría, por tanto, un valor infinito, al igual que la curvatura espacio-tiempo. Ese “punto” es lo que se conoce como una “singularidad” o “único punto matemático”; y se acota “matemático”, por la sencilla razón de que en este el propio espacio está contenido (de ahí que aún no “opere”), de modo que no podamos hablar de dimensiones “físicas” o “geométricas”.

Ahora bien, las matemáticas no pueden manejar números infinitos, por lo que la Teoría General de la Relatividad predice que debe existir un “punto” en el Universo donde esta teoría no tiene consistencia. En realidad casi toda teoría científica está formulada bajo la suposición de que el espacio-tiempo es uniforme y casi plano, de modo que ninguna es capaz de sobrevivir en un punto como el descrito. La “singularidad” será, pues, un “punto” en el que el espacio y el tiempo desaparecen (no es que se hagan cero, sino que, como tal, son inoperantes).

Pero, en el instante anterior al Big Bang (si es que se puede hablar de “instante”, puesto que el tiempo aún no opera), no existe Universo alguno y se mantienen latentes las mismas preguntas que se ha formulado el hombre de generación en generación, aunque ahora en un eslabón anterior de la cadena: ¿cuál es la Causa Primera de la existencia del Universo?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?

Estas preguntas exceden las ciencias empíricas en cualquiera de sus campos, pues antes de la llamada “singularidad” o “único punto matemático” (más aún, entre esa “singularidad” y el llamado “tiempo de Planck”), no existe objeto de estudio afín a ellas; sería como cuestionar a la Biología acerca de lo anterior a la vida, en cualquiera de sus facetas.

En este sentido, no se trata únicamente de saber cómo o cuándo ha surgido materialmente el Universo, sino, además, de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado por el azar, por un destino ciego, por una necesidad anónima, o bien por un Logos, por una Racionalidad Creadora, inmanente y trascendente al Universo mismo.

A partir de esto se han postulado dos consideraciones: primero, considerar el Universo como un ente “objeto” que llega a ser. Segundo, la consideración del Universo como “no objeto”, es decir, como autocontenido.

martes, 7 de septiembre de 2010

Causa-Efecto

El hombre de ciencia sabe que idénticos efectos, en idénticas circunstancias, presuponen idénticas causas. Por esto, para definir la relación que existe entre contingencia y racionalidad, el primer paso consiste en establecer las condiciones por las cuales un elemento, un ente, es consecuencia de una causa que le precede.

Si observamos un elemento cualquiera de la naturaleza, digamos, un mamífero, veremos que este animal es finito, cambiante en el tiempo, o lo que es lo mismo, “contingente”. Los mamíferos en general, y cada uno de ellos en particular, necesitan para existir de múltiples factores que están más allá de ellos mismos. Por ejemplo: sus progenitores le dieron la vida, necesitan alimentos y agua para vivir, necesitan aire para respirar, etc. Todo mamífero para poder ser depende de otros elementos que le preceden y que hacen posible su existencia. Esto es lo que quiere decir ser “contingentes”.

Albert Einstein. Foto tomada en La Habana, 19 de diciembre de 1930.
Albert Einstein. Foto tomada en La Habana, 19 de diciembre de 1930.

De este modo, si todos y cada uno de los elementos de la naturaleza son interdependientes unos de otros (de ahí el fino y frágil hilo que hilvana su equilibrio), siguiendo el principio causa-efecto, al extremo de la cadena es imprescindible la existencia de un elemento que no sea condicionado por el exterior, ni dependa de otros elementos para existir. Este elemento no podría ser, como es lógico, un elemento mutable en el tiempo (contingente); de modo que sea, no solo soporte de todo cuanto existe (elemento “necesario”), sino también, al no depender de otros elementos para poder ser, posea en sí mismo la razón de su existencia (elemento “absoluto”).

Así pues: “contingente es (usando palabras de Santo Tomás de Aquino), lo que puede ser o no ser… Necesario es, en cambio, lo que no puede no ser”. Ahora bien, si el espacio y el tiempo no son absolutos, sino que llegan a ser, este elemento “absoluto” no puede ser nada que exista dentro de las categorías espacio-temporales: necesariamente ha de trascenderlas. Lo anterior es válido lo mismo para un insignificante mamífero, que para un cúmulo de galaxias.

Por consiguiente, lo que hace ser o existir al Universo no puede ser algo igual al Universo mismo (o parte alguna de él); pues, dada la mutabilidad y continua evolución del Universo, ello implicaría contingencia y no necesidad (el Universo es, pero bien pudiera no ser). De este modo, si la realidad en su conjunto es un ente que “llega a ser”, la causa necesaria que justifique su origen debe ser una realidad que esté más allá de él, pues lo que sí es cierto es que el Universo no pudiera (aún en sus etapas más primitivas) operar sin antes existir.

Contingencia o Racionalidad. Introducción.



Albert Einstein afirmaba que la ciencia supone dos actos de fe:

. El primero de ellos en la objetividad de la verdad.
. El segundo, en la cognoscibilidad de la realidad que nos rodea, lo cual implica que ella está ordenada conforme a la razón.

Sin estas premisas, el proceder de las ciencias empíricas o aplicadas sería un sin sentido, no olvidemos que su método hipotético-probatorio se sustenta en el estudio de patrones que permiten descubrir y enunciar, aun cuando existe un Principio de Incertidumbre, leyes que en su campo de acción van a ser infranqueables en un espectro casi total.

Si el hombre puede, con la inteligencia reflexiva y abstracta que le es propia, acercarse a desentrañar los secretos de la naturaleza que le rodea, del Universo en su conjunto, es porque en el Universo está desplegada y manifestada una racionalidad, una sabiduría, que permite que pueda llegar a ser cognoscible y estudiable.

Sobre esto hay convergencia de criterios, de ahí que se escuchen expresiones como: “la naturaleza es sabia” o “la sabiduría de la naturaleza”. Por eso, la real manzana de la discordia no lo va a constituir la racionalidad o la complejidad manifestada en el Universo en general, o en un organismo vivo en particular, dígase una ameba o un primate, sino la intríngulis de esa racionalidad.

Al respecto hay dos opciones que, aunque matizadas, se pueden definir:

1. La primacía de la irracionalidad, del puro y mero azar.
2. La primacía de una racionalidad, de un orden.

La primera opción es postular como causa primera el azar, es decir, la ausencia de todo vestigio de racionalidad, la ausencia de todo vestigio de orden, para engendrar, por móviles y necesidades anónimas, unos mecanismos de autorganización y autorreplicación, unas leyes infranqueables que, sucediéndose y superándose a sí mismas, tiendan azarosamente no solo al orden, a la legalidad, a la complejidad y al fino equilibrio existente en la na turaleza, sino también a la racionalidad, incluida la inteligencia reflexiva y la civilización.

La segunda opción es postular como causa primera la existencia de una causalidad racional que le imprime al Universo un orden, una legalidad, un equilibrio. Una racionalidad que no puede ser englobada de modo panteísta con la naturaleza misma. Dicho en otras palabras: es postular la existencia de un Logos, de una Sabiduría, de una Razón Creadora, inmanente y trascendente a los múltiples procesos naturales y a la Creación misma. Un “Ser” al que la fe refiere con la palabra “Dios” y que confiesa, no solo como Principio y Causa Primera, sino también como Aquel por el cual el Universo es, y es como es.

Estas dos “opciones” las resume el Papa Benedicto XVI con las siguientes palabras: “O se reconoce la prioridad de la razón, de la Razón Creadora que está en el origen de todo y es el principio de todo (...) o se sostiene la prioridad de lo irracional, por lo cual todo lo que funciona en nuestra tierra (...) sería ocasional, marginal, un producto irracional; (de modo, que) la razón (misma) sería un producto (más) de la irracionalidad (…) En definitiva, no se puede probar (en un laboratorio) uno u otro proyecto, pero la gran opción del cristiano es la opción por la racionalidad y por la prioridad de la razón”.

lunes, 6 de septiembre de 2010

A vueltas con la existencia de Dios



Últimamente se ha desatado una polémica en torno al famoso físico Stephen Hawking, la cual daré por sabida por su actualidad y el bombo que se le ha dado. Dicho bombo no lo acabo de entender, pues Hawking lleva postulando esa hipótesis mucho tiempo, es decir, no es nada nuevo.

En todo este asunto he oído y leído verdaderas barbaridades que creo convienen ser aclaradas. La dos más importantes son las siguientes:

-Dios no es objeto de demostración científica, por tanto un físico no puede afirmar desde la Física la existencia o inexistencia de Dios. Recordemos que la Física estudia sólo la materia.

-El modelo en el que se basa Hawking es matemático, teórico, de imposible comprobación experimental y esta basado, como él mismo reconoce, no en el tiempo real, sino en el tiempo imaginario. Este tema ya lo veremos con más detenimiento.


Para colocarlo todo en su justo término, me propongo traer al blog una serie de post sacados de un extenso artículo de la revista Palabra Nueva, (Arquidiócesis de la Habana) que creo nos ayudarán a todos, a mí el primero, a situarnos con mayor precisión.

El ciclo de post llevará el siguiente orden:

-Contingencia o Racionalidad, Introducción

-Causa-Efecto

-Cosmogénesis

-Universo "objeto"

-Principio Antrópico

-Universo "no objeto" (y aquí abordaremos el teorema de Hawking)

-¿Expulsión del Creador?

-¿Contingencia o Racionalidad?

-Epílogo: Entrevista radiofónica al sacerdote y físico Manuel Carreira


En fin, quede aquí esta declaración de intenciones. Espero sinceramente que os resulte tan útil e interesante como a mí.


"Tengo, desde luego, muchas dudas, pero me parece vislumbrar una necesidad racional de Dios. No un dios que castiga a los malos y recompensa a los buenos, sino un dios como una necesidad científica. Me convence el argumento de lo contingente: el Universo podría no existir, yo podría no existir... es decir, todos somos contingentes; debe de haber algo que no lo sea"
(Eduardo Battaner, Catedrático de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Granada y doctor vinculado al Instituto de Astrofísica de Andalucía)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Napoleón Bonaparte nunca existió, es un mito.


Napoleón Bonaparte, de quien tantas cosas se han dicho y escrito, no ha existido jamás, pues no es otra cosa que un personaje alegórico, el Sol personificado; aseveración que quedará completamente demostrada, si hacemos ver que todo cuanto se atribuye a Napoleón el Grande esta tomado de aquel astro.

Veamos sumariamente lo que se nos cuenta de aquel hombre maravilloso,

Se nos dice:
  • Que se llamaba Napoleón Bonaparte,
  • Que nació en una isla del Mediterráneo,
  • Que su madre se llamaba Leticia.
  • Que tuvo tres hermanas y cuatro hermanos, de los cuales tres fueron reyes.
  • Que tuvo dos mujeres, y de una de ellas un hijo.
  • Que tenía a sus órdenes dieciséis mariscales de su imperio, doce de los cuales estaban en activo servicio,
  • Que puso término a una gran revolución,
  • Que triunfó en el mediodía y sucumbió en el norte.
En fin, que después de un reinado de doce años, que empezó viniendo de Oriente, fue a desaparecer en los mares occidentales. Falta saber si estas diferentes particularidades son tomadas del Sol y esperamos que quien lea este escrito quedará convencido de ello.

1.' Desde luego sabe todo el mundo que los poetas llaman al Sol Apolo, y la diferencia entre Apolo en francés -Apollon- y Napoleón no es grande, y aun queda mucho menor subiendo a la significación y origen de estos dos nombres. Ahora bien, Apolo es la misma palabra que Apoleón, y se deriva de apolluo o paoleo, dos verbos griegos, que significan perder, matar, exterminar; de manera que si el supuesto héroe de nuestro siglo se llamase Apoleón tenía el mismo nombre que el Sol, y cumpliría toda la significación de este nombre, pues nos lo pintan como el mayor exterminador de hombres que ha existido jamás. Pero este personaje se llamó Napoleón y, por consiguiente, hay en su nombre una letra inicial que no se halla en el del Sol, si por cierto, hay una letra más y aun sílaba, pues según las inscripciones grabadas en varios puntos de la capital, y señaladamente en la columna de la piaza Vendême, el verdadero nombre del héroe era Napoleón. Más esta silaba no constituye diferencia alguna, porque es griega como el resto del nombre, y en griego ne y nai es una de las mayores afirmaciones, lo cual pudiéramos expresar con el adverbio verdaderamente exterminador, verdadero Apolo, verdadero Sol.

¿Y qué diremos de su segundo nombre? ¿Qué relación puede tener Bonaparte con el astro del día? No se presenta tan a primera vista, pero se entiende desde luego que el significado Bonaparte, buena parte, se trata de alguna cosa que tiene dos partes, una buena y otra mala y que, además, debe tener cierta conexión con el Sol. Pero nada tiene conexión mas directa con el Sol, que los efectos de su revolución diurna, y estos efectos son el día y la noche, la luz y las tinieblas, la luz que produce su presencia y las tinieblas que prevalecen mientras se halla ausente.

Esta alegoría está tomada por los persas: tienen el imperio de Ahura Mazda y de Ahriman, el imperio de la luz y la oscuridad, el imperio de los espíritus buenos y malos.
Y son estos dos, estos espíritus del mal y la oscuridad, que la gente utiliza para invocar y maldecir con la expresión 'Abi en malam partem ". Si por "malam partem" se entiende la oscuridad, no hay duda de que hay que decir que de buena parte , "bona parte",hace referencia a la luz - es decir, al día, a diferencia de la noche. Así que no se puede dudar de que este nombre tiene vínculos con el sol, especialmente cuando uno lo ve asociado a Napoleón, que es el mismo sol, como hemos demostrado.


2.' Apolo, según la mitología griega, nació en una isla del Mediterráneo -en la de Delos- y a Napoleón se le ha hecho nacer en otra isla del mismo mar, prefiriendo la de Córcega, porque la situación de ésta con respecto a Francia, en que se ha querido que reinase, es la más análoga a la de Delos respecto a Grecia, donde tuvo Apolo sus principales templos y oráculos. Es verdad que Pausanias concede a Apolo el título de divinidad egipcia, pero para esto no era necesario que hubiese nacido en Egipto, bastando que en este país se le mirase como Dios, que es, sin duda, lo que Pausanias ha querido decirnos; y aquí tenemos una nueva coincidencia entre Napoleón y el Sol, pues se cuenta que en Egipto miraron a Napoleón como un ente sobrenatural, amigo de Mahoma, y hasta le tributaron adoraciones.

3.' Supónese que su madre se llamo Leticia, pero es claro que bajo el nombre de Leticia, que quiere decir alegría, se ha querido designar la Aurora, cuya luz naciente esparce la alegría por toda la naturaleza, la Aurora, que precede al Sol, abriendo, como dicen los poetas, las puertas de Oriente con sus dedos de rosa. Es también muy notable que según la mitología griega, la madre de Apolo se llamó Leto; así como Leto, hicieron los romanos Letona, madre de Apolo y de Diana, los modernos han hecho Leticia, que es el sustantivo del verbo loetor o del inusitado loeto, que quiere decir "inspirar alegría". Es, pues, evidente que esta Leticia está tomada, como su hijo, de la mitología griega .

4.' Según se cuenta, este hijo de Leticia tenía tres hermanas, y es indudable que estas tres hermanas son las tres Gracias, que con sus compañeras las Musas, formaban el adorno y encanto de la corte de su hermano Apolo.

5.' Añaden que este moderno Apolo tuvo cuatro hermanos, pero estos cuatro hermanos, no son otra cosa que las cuatro Estaciones, como vamos a probar. Dícese que de los cuatro, tres fueron reyes, y estos tres son la primavera, que reina sobre las flores, el estío que reina sobre las mieses, y el otoño que reina sobre los frutos; y como estas tres estaciones dependen directamente del influjo del Sol, se nos dice que los tres hermanos de Napoleón recibieron de este el poder, y solo reinaron por él. Cuando se añade que de los cuatro hermanos de Napoleón, uno no fue rey, es porque de las cuatro estaciones del año, hay una, el invierno, que sobre nada reina.

Si para debilitar la fuerza de nuestro paralelo, se quisiese decir que el invierno no deja de tener su imperio, y se le atribuyese el triste principado de las nieves y de los hielos, responderíamos, que eso precisamente es lo que se nos ha querido indicar con el vano y ridículo principado que se supone concedido a este hermano de Napoleón, después de la decadencia de toda su familia, principado que se ha querido unir al pueblo de Canino, porque Canino viene de cani, que significa las canas de la fría vejez y recuerda el invierno; tanto más que, según el lenguaje de los poetas, los arboles que se hallan en la falda de los montes, son su cabellera, y cuando el invierno los cubre con sus escarchas, son las canas de la naturaleza desfallecida en la vejez del año.

Cum gelibus crescit canis in montibus humor.

6.' Según las mismas fábulas, Napoleón tuvo dos mujeres y otras tantas se han atribuido al Sol; estas fueron la Luna, según los egipcios; pero con la diferencia notable que de la una, es decir, de la Luna, no tuvo posteridad el Sol, y de la otra tuvo un hijo único que fue Horo, hijo de Osiris y de Isis, es decir, del Sol y de la Tierra.

7.' Dícese que Napoleón puso coto a un azote devastador, que llenaba de terror a toda Francia, y a quien se llamó la "Hidra de la revolución". Ahora bien, una hidra es una serpiente, y poco importa el género a que pertenece, sobre todo cuando se trata de una fábula. Es la serpiente Pitón, dragón monstruoso que llenaba Grecia de terror, y que fue muerto por Apolo, por lo que se nos dice que Napoleón empezó su reinado ahogando la Revolución francesa, tan quimérica como todo lo demás, pues es claro que la palabra "revolución" esta tomada de la palabra latina revolvo que indica la posición de una serpiente enroscada; de modo que es Pitón y nada más.

8.' El célebre guerrero del siglo XIX dicen que tenía al frente de sus ejércitos doce mariscales del Imperio, y cuatro que no estaban en ejercicio. Los doce primeros significaban claramente los doce signos del zodiaco, marchando a las órdenes del Sol Napoleón, y mandando cada uno una división del innumerable ejército de las estrellas, dividido en doce partes correspondientes a los doce signos; y los otros cuatro son probablemente cuatro puntos cardinales, que inmóviles en medio del movimiento general, representan muy bien la inactividad de que se trata. De modo que estos mariscales, tanto activos como inactivos, no son otra cosa que entes simbólicos sin más realidad que su jefe.

9.' Dícese que este jefe recorrió gloriosamente los países del mediodía, pero que habiendo penetrado demasiado en los del norte no pudo mantenerse en ellos. Todo esto caracteriza perfectamente la marcha del Sol, pues es sabido que este domina soberanamente en el mediodía; pero lo más notable es que después del equinoccio de la primavera, trata el Sol de internarse en las regiones septentrionales, alejándose del ecuador, y al cabo de tres meses de marcha encuentra el trópico boreal que le obliga a retroceder hacia el mediodía, siguiendo el signo de Cáncer, de aquí ha nacido la imaginaria expedición de Napoleón a Moscú, y la humillante retirada que tuvo por resultado.

10.' Por último, el Sol nace en Oriente y se pone en Occidente, como todos saben. Pero respecto a los espectadores colocados en el extremo de la Tierra, parece que el Sol sale por la mañana de los mares orientales, y se pone por la tarde sumergiéndose en los occidentales. Así nos pintan los poetas su nacimiento y puesta, y así debemos entender lo que se nos dice de que Napoleón vino por el mar de Oriente, esto es, de Egipto, para reinar en Francia, y que desapareció en los mares de Occidente, después de haber reinado doce años, que no son otra cosa que las doce horas del día que brilla el Sol sobre el horizonte.

Solo ha reinado un día, dice hablando de Napoleón el autor de las Nuevas Mesenianas, y el modo con que describe su elevación, descenso y caída, prueba que aquel encantador poeta, no ha visto en Napoleón, como nosotros, sino una imagen del Sol, pues no es otra cosa, como lo demuestran su nombre, el de su madre, sus tres hermanas, sus cuatro hermanos, sus dos mujeres, su hijo, sus mariscales y sus hazañas; el lugar donde nació, el sitio de donde vino a entrar en la carrera de la dominación, el tiempo que empleo en recorrerla, los países en que imperó, los puntos en que tuvo que sucumbir, y la región donde desapareció pálido y destronado después de su brillante carrera, como dice el poeta Delavigne.

Queda, pues, demostrado, que el supuesto héroe no es más que un personaje alegórico cuyos atributos son tomados del Sol y, por consiguiente que Napoleón Bonaparte, de quien se han escrito tantas cosas, no ha existido, pues el error nace en que se ha incurrido en un quid proquo, a saber, de que se ha tomado por historia la mitología del siglo XIX.



Si han tenido mis lectores a bien leer este post hasta aquí les debo recompensar con una explicación del mismo:

En el s. XIX, en pleno racionalismo historicista, se comenzó a dudar de la historicidad de la figura de Jesús, comenzando las hipótesis del mito y la alegoría ( Bultmann, Strauss... ) Todo esto en el presente está más que superado por infinidad de estudios interdisciplinares pero, ya en aquella época, comenzaron las respuestas eruditas a semejantes argumentaciones, no es mi intención hacer un recorrido ahora por las mismas, sino traerles aquí una respuesta con mucho humor, la del Sr. Jean-Baptiste Pérès.

Este señor, que era profesor de matemáticas y de física, magistrado y conservador de de la biblioteca municipal de la ciudad francesa de Agen, cansado de las inconsistentes teorías sobre Jesús que pretendían pasar por eruditas (revistiéndolas con un lenguaje técnico y rimbombante), hizo lo propio y en 1835 publicó un opúsculo famoso que se reeditó más tarde con el subtítulo primero y luego el título "Comme quoi Napoléon n´a jamais existé", en castellano " De cómo Napoleón nunca existió".

Espero que hayan disfrutado tanto como yo de esta obrita y perdonen la traducción. (La pueden encontrar en francés e inglés en internet).

jueves, 2 de septiembre de 2010

Se acaban las vacaciones



Efectivamente, ya se acaban las vacaciones, la vuelta al estudio está a la vuelta de la esquina con su maravillosa (y absorbente) dinámica que me mantendrá ocupadas las tardes de la semana.

Este verano ha sido muy bueno porque, aunque no he viajado nada, si he tenido mucho tiempo para disfrutar de mis personas especiales, de la playa, los paseos, las películas frikis y la lectura.

En este último punto las vacaciones si han dado de sí; estos son algunos libros que he leído últimamente:

-Filosofía y Fenomenología de la Religión, J. M. Velasco, Ed. Cristiandad

-Narrativa completa H.P Lovecraft/ Vol. II, Ed. Valdemar & Gótica

-Orgullo, prejuicio y zombies, Jean Austen y Seth Grahame- Smith, Ed Umbriel

-Buscad mi Rostro, La oración como relación personal en la Escritura, William A. Barry, Sj, Ed Salterrae

-Nuevo Diccionario de Mariología, Directores S. de Fiores, S. Meo Eliseo Tourón, Ed. San Pablo (algunos documentos)

-Jesucristo, Una propuesta de vida, Jesús Espeja, Ed. San Pablo

-La astuta serpiente. Origen y trasmisión del pecado, Martín Gelabert, Ed Verbo Divino

-Unas lecciones de Metafísica, Ortega y Gasset, Revista de Occidente en Alianza Editorial (actualmente estoy haciendo una recensión del mismo)

-Los milagros de Jesús. Teología del milagro, René Latourelle, Ed Sígueme (Éste lo he mandado pedir, y es el siguiente que me leeré, D.m)


En fin, espero que aprovechéis lo que queda de vacaciones para retomar la rutina con las pilas cargadas.

¡Un cordial saludo a todos!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cronología del Siglo III

CÉSARES ROMANOS

PAPAS

HISTORIA de los Primeros Cristianos

198/211
Septimio y Caracalla

199/217
San Ceferino

200/220 Tertuliano escribe contra paganos, gnósticos y marcionitas
202 Persecuciones en Africa del Norte. Clemente abandona Alejandría
203 Orígenes al frente de la Escuela Catequética de Alejandría
207/220 Escritos montanistas de Tertuliano
207 Tertuliano se declara montanista, escribe “Contra Marción”

211/212
Caracalla y Geta


212/217
Caracalla

215/219 Orígenes abandona Alejandría

217/218
Macrino

217/222
San Calixto I


218/222
Heliogábalo

220 Concilio de Cartago


222/235
Alejandro Severo

222/230
San Urbano I

225/230 Escritos de Orígenes, deja Alejandría por Cesarea

233/244 Plotino se establece en Alejandría

230/235
San Ponciano

235/238
Maximino Tracio

235/236
San Pontero

235 Persecución contra los jefes cristianos
236 Persecución en Capadocia

236/250
San Fabián

238
Gordiano I

238
Gordiano II

238
Balbino y Pupieno


238/244
Gordiano III


244/246
Filipo I

246/249
Filipo I y Filipo II

248 Matanza anticristiana en Alejandría

249/251
Decio

251/253
San Cornelio

250/251 Cipriano huye de Cartago
250 Persecución: obligación de adorar a los dioses

251
Treboniano Galo

251 El concilio reinstala a Cipriano: el problema de los lapsos
251 "Sobre la Unidad de la Iglesia Católica" de Cipriano. Cisma de Novaciano

251/252
Galo y Hostiliano


252/253
Galo y Volusiano


253
Emiliano

253/254
San Lucio I

254 Muerte de Orígenes

253/254
Valeriano

254/260
Valeriano y Galieno

254/257
San Esteban I

255/257 Controversia sobre el rebautismo

257/258
San Sixto II


259/268
San Dioniso

260/268
Galieno

268
Mario


268/270
Claudio II

269/274
San Félix I


270/275
Aureliano


275/283
San Eutiquiano

275/276
Tacito


276
Floriano


276/282
Probo


283/284
Carino

283/296
San Cayo


284/285
Carino y Diocleciano


285/286
Diocleciano


286/293
Diocleciano y Maximiano



293/305
Maximiano y Constancio Cloro


296/304
San Marcelino