viernes, 2 de abril de 2010

Viernes Santo


Tarde terrible en la que se presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en la cruz, la cual, sigue erguida sobre el mundo como signo de salvación y esperanza.

Pongámonos hoy bajo la cruz y contemplemos este misterio a través del corazón del discípulo amado,o de su madre María, o de María Magdalena...con el mismo amor y reverencia.
Aquellos que no crean, que se acerquen como el soldado que le traspasó el costado que, sin saberlo, no fue el único corazón que quedó traspasado...ya que él se abrió a la verdad de aquel crucificado que acababa de tocarle en lo más profundo, no con una lanza romana, sino con una lanza de Amor.

¡Señor, que con tu muerte quedaron sepultados el pecado y el dolor, ten misericordia de nosotros!
¡Cordero sin mancha, por cuya inmolación liberaste al mundo del dominio de la muerte, ten misericordia de nosotros!
¡Víctima inocente, por cuyos horribles padecimientos te hicistes solidario con el inocente maltratado,ten misericordia de nosotros!

Jesús, Señor mío y Dios mío, haz que siempre te vea en el que sufre, haz que contemple las llagas de tu pasión en mis hermanos enfermos, haz que venere tu cuerpo maltratado en los hospitales y que, como las santas mujeres, los conforte con los unguentos de mi oración y mi compañía. Amén.





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